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Empleado, pero ignorado

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Vincent

Por Ivis Negrón Pérez

ivis.negron@gfrmedia.com

Y cómo no tenerla si a sus 81 años ha sabido mantenerse en el tantas veces hostil y excluyente mundo laboral, un espacio que en los últimos tiempos se ha vuelto inalcanzable para muchos. Solo hay un no tan pequeño detalle: es un trabajo donde no trabaja.

"Nadie me da algo que hacer", lamenta quien tiene un horario cómodo, una oficina y hasta secretarias a su disposición. Lo peor de todo es que no puede renunciar porque, más que por placer, trabaja porque el cheque de la pensión no le da para cubrir los gastos familiares.

Así que, una vez entra a su oficina, pasa las horas entre una ristra de buenos pensamientos, libros interesantes y una agenda propia que incluye una investigación sobre su tema de especialidad, en lo que el tiempo pasa y es hora de regresar al hogar, donde lo espera Rosa (nombre ficticio), su compañera de toda una vida.

"No sé cómo lo miran (su situación) los otros empleados, pero tengo almuerzo gratis", comenta, en tono de broma, buscándole el lado positivo a su singular situación.

Según estadísticas de la Oficina de la Procuradora de las Personas Pensionadas y de la Tercera Edad, Don Alcides figura entre el 12.4 por ciento de las personas de 60 años o más que pertenece a la fuerza laboral.

En su caso, trabajar es una de las cosas que mejor sabe hacer desde sexto grado. Criado en un pueblito del centro de la Isla, no tuvo más remedio que salir a buscar entre $ 8.00 y $ 9.00 semanales para ayudar a sus padres a alimentar a la familia.

Aunque aprendió a enfrentar la vida con humor, detrás de bromas como que trabaja "en el Departamento del Descanso" parece esconder el sentimiento que le provoca el saberse ignorado y excluido por sus compañeros de trabajo, aun cuando tiene tanto para dar.

Don Alcides trabajó por 25 años para una agencia federal en la que recibió muchos reconocimientos por sus ejecutorias, pero un día se empeñó en aceptar una ventana de...

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