A empujar la misma carreta

Por Damaris Hernández Mercado

dhernandez1@elnuevodia.com

El viernes pasado cubrí el concierto de 35 años de trayectoria del salsero dominicano José Alberto "El Canario", en el Anfiteatro Tito Puente.

Al entrar al anfiteatro sabía que la noche se vislumbraba larga, pero no imaginé que fuese hasta a las 2:00 a.m., cuando el espectáculo estaba programado para las 9:00 p.m.

Mi admiración a los bailadores que marcan el paso al ritmo de la conga y no terminan hiperventilando como me suele suceder. Ellos sí que sudan la clave de dos compases.

En fin, que fue un espectáculo rico en cadencia musical engalanado en tarima por Andy Montañez, Cheo Feliciano, Ismael Miranda, Domingo Quiñones, Luisito Carrión, Camilo Azuquita, Alfredo de la Fe y claro, el homenajeado de la noche, "El Canario". Precisamente el título de la historia publicada el domingo en El Nuevo Día fue "Hermandad salsera".

Y es que las demostraciones de cariño y amor que se profesaron los soneros en tarima y fuera del escenario son el gesto que más admiro en este género. No es que otros artistas no lo hagan, porque en otro géneros también se ve, pero a veces resulta ser forzado.

Esa noche, escuché cómo Ismael Miranda, en medio de un soneo, exclamó un "te amo" a Jerry Rivas de El Gran Combo de Puerto Rico, que se encontraba en el área VIP. Asimismo, lo hizo Andy cuando invitó a "mi amigo y hermano Jerry" a subir a tarima. Igual sucedió con Domingo, quien agradeció públicamente a El Canario y que desde la escalera antes de su participación no dejó de darle palmadas en la espalda al dominicano.

Si en tarima se escucharon esos elogios lo que sucedió tras bastidores fue mejor. Roberto Roena se confundió en abrazos con Camilo Azuquita e Ismael...

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