“En esta escuela me tratan bien”

GURABO.- El cierre de 265 escuelas públicas cuando termine el semestre escolar la próxima semana es una decisión irrevocable, a ojos del Departamento de Educación. Pero los reclamos de padres, estudiantes y maestros en contra de las clausuras mantienen viva la discusión en decenas de comunidades, cuya cotidianidad se verá alterada cuando los portones escolares cierren permanentemente.

Lydia Esther Morales vive a una calle de distancia de la escuela Hato Nuevo de Gurabo, y desconoce si podrá acudir todos los días al plantel donde será reubicado su nieto Alan Yahir el próximo año escolar. Noris Rodríguez no ha podido ver el espacio en el que su hija mayor cursará el primer grado a partir de agosto, pero está preocupada por los relatos de otras familias sobre la falta de áreas verdes para que los niños jueguen y la congestión vehicular que se formará en las mañanas. Mientras, las maestras Ana Rosario y Raiza Liz Hernández desconocen si continuará el programa bilingüe que se ha desarrollado en la escuela Hato Nuevo durante los últimos 20 años.

“Mis tres hijos estudiaron aquí. La mamá de Alan, que ahora tiene 31 años, estudió aquí desde kínder. Es una escuela que siempre ha estado en la comunidad”, esbozó Morales.

Esta abuela es una de las pocas personas que cuentan con la autorización de la administración escolar para estar dentro del plantel una vez los portones se cierran. Ayuda a las maestras a vigilar a los niños en los recesos, en la fila del comedor o cuando necesitan un poco de atención. A su nieto le lleva meriendas y, cuando es necesario, se ubica en algún salón para darle terapia respiratoria.

Pero para agosto, desconoce si se le permitirá dar el mismo nivel de ayuda en la escuelas Josefina Sitiriche, ubicada en el barrio Celada.

Las escuelas están a unos 10 minutos de distancia si se va en auto. Pero la principal vía que las conecta es susceptible a derrumbes cuando hay lluvias copiosas. El día que este diario visitó la escuela, una brigada de ornato limpiaba un derrumbe en esa zona.

“Yo tengo carro, tengo transportación, pero cuando traigo a mi nena por la mañana me quedo en el carro un ratito, y veo la cantidad de abuelos y abuelas que vienen a pie a traer a sus nietos a la escuela. ¿Qué va a pasar con ellos? ¿Alguien les ha preguntado?”, sostuvo Rodríguez.

Los miembros de la comunidad escolar tienen más preguntas que respuestas ante el cierre de una escuela que consideran que debería permanecer abierta. La estructura escolar está...

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