'ME ENCANTA TRANSMITIR LO QUE ME APASIONA'

Por Carmen Graciela Díaz.Especial El Nuevo Día

Foto por Vanessa serra

"No lo planifico", dice de esa forma de ser que, a veces, la traiciona y se nota más de lo que quisiera. "Mi cara habla más que yo", menciona con su personalidad extrovertida aunque insiste que es tímida.

Asegura que la gente la suele reconocer como "el alma de la fiesta" aunque llegue serena a compartir con sus amistades.

"Me gusta pasarlo bien, me gusta mucho saber que se ríen de ti aunque estés seria. A veces cuento cosas y la gente se ríe y les digo 'no se burlen que es verdad, es en serio'. (Y las risas, como en el resto de esta conversación intervienen con frecuencia). Se siente chévere que le llevaste alegría a la gente", subraya.

No sabe de dónde salen sus maneras porque la timidez que afirma padecer aparentemente la ha acompañado siempre.

"He sido bien tímida pero desde pequeña he sido como el arroz blanco; metida en todo. '¿Quién quiere bailar?', yo, '¿quién quiere cantar?', yo, '¿quién quiere actuar?', yo", dramatiza de la incesante necesidad de participar en todo. Y ese deseo no se le ha escapado.

Lo de teatrera ha estado desde que era una chiquilla. El ímpetu de participar en todo lo ha canalizado tomando talleres de todo tipo desde maquillaje, pantomima, dicción, clown, expresión corporal o dramaturgia.

Los escenarios han sido su cancha de juego y los trabajos actorales la entusiasman, pero si existe un terreno que la emociona es el salón de clases. En centros como la Academia Discípulos de Cristo - Montañez y la escuela superior Miguel de Cervantes Saavedra, ambas en Bayamón, ha podido desde inventar cuanto embeleco pueda y darle motivación y alegría a sus estudiantes.

"Me encanta transmitir lo que me apasiona, saber que niños que están indecisos qué quieren estudiar pueden conocer mi pasión, que aunque no se conviertan en teatreros puedan aprender a valorar la cultura y este medio de expresión", manifiesta quien en la educación ha tenido éxitos como saber que niños tímidos intervienen en una obra para sorpresa de sus padres, darle protagonismo a una estudiante sorda en una pieza o que algunos de sus alumnos se le acerquen a decirle que quieren ser teatreros. Son las pequeñas pero grandes victorias.

Con la Liga Puertorriqueña de Improvisación Teatral (LIPIT), el grupo artístico del que es miembro fundadora, ha podido darle paso a la libertad escénica en Puerto Rico y fuera del país. De hecho, el pasado diciembre estuvo en el festival de improvisación en...

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