Encantados con LA NUEVA RUSIA

Moscú

Con la ayuda de Anastasia Kitsul, la cónsul honoraria de Rusia en Puerto Rico, y Sonica Travel and Tours, la agencia de viaje que estuvo a cargo de organizar el crucero de San Petersburgo a Moscú, experimentamos las múltiples facetas de la vida en este país, desde el bullicio de sus metrópolis hasta la serenidad y los paisajes pintorescos de aldeas provinciales como la isla de Kizhi y el encanto de las ciudadelas medievales de Goritsy, Uglich y Yaroslavl.

"Sólo conocía la historia a base de un papel; nunca me pareció factible ir allá", dijo Mardi Hernández de Colón, estudiosa de la historia de Rusia, como muchas personas que se criaron durante la Guerra Fría, siempre relacionaba a Moscú y el Kremlin con "los malos". Sin embargo, las numerosas páginas de notas escritas por Mardi durante sus dos semanas viajando por Rusia, documentan lo contrario. Su visión de Rusia ha cambiado. Ahora, Mardi y José Colón aspiran a conquistar a Rusia, de este a oeste, y de norte al sur.

"La extensión del terreno es tan vasta y todavía nos queda mucho por recorrer. Ahora vamos a viajar en el tren Transiberiano y después tomamos un crucero desde Moscú hasta el Mar Caspio", dijo Mardi con entusiasmo.

Al principio, a Carmen Rivera Batlle no le llamaba la atención viajar a Rusia. "Siempre sentí un poco de prejuicio porque, como estudiante de historia, me percaté de que en la historia moderna europea, Rusia siempre fue un país bien conservador. Fue una de las últimas monarquías, y arquitectónicamente lo veía un poco gris. Sin embargo, fue completamente diferente a lo que me imaginaba. Rusia es un país espectacular".

¿Y qué lo hace espectacular?

Carmen me habló de los palacios suntuosos construidos durante la época de Pedro y Catalina la Grande; de la melancolía hermosa y sosegada del Río Neva; de las noches blancas descritas por Fiodor Dostoyevskii en sus novelas; de las cúpulas bulbosas y coloridas de las iglesias de la ciudad de Yaroslavl, consideradas patrimonio de la humanidad por Unesco; de las iglesias de madera de la antigua isla de Kizhi, construidas sin un solo clavo; de los bosques altos y espesos reflejados en las aguas de los majestuosos ríos de Rusia.

A Roberto Ramírez Vivoni, químico y exprofesor de la Universidad de Puerto Rico, le fascinó Moscú porque su ambiente le permitió disfrutar la auténtica vida urbana en Rusia. Fue allí que pudo palpar las tendencias pos-soviéticas del país, reflejadas en el ímpetu de modernización e interminables...

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