Al encuentro de Luis

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

La cita es este sábado en el Teatro Yagüez de Mayagüez, a las 7:00 p.m. La entrada es libre y en orden de llegada.

"Yo me crié a dos cuadras de donde a Luis lo asesinaron en la novela", cuenta Morales, un profesor de Español en el recinto mayagüezano de la Universidad de Puerto Rico que realizó un experimento literario con esta novela que juega con el tiempo y con los límites geográficos de la Isla entre los siglos XIX y XX además de que se nutrió de aportaciones de los lectores.

"Mi mamá falleció en el 2011 y me había dicho que no dejara de escribir", rememora el autor que tras la pérdida de su progenitora abrazó dos pasiones: viajar y escribir.

Partió a Buenos Aires y en tres meses encaminó la novela. Por razones obvias, la muerte era un tema que necesitaba explorar.

"Cuando regresé a Puerto Rico le comenté a mis estudiantes lo que había estado haciendo y ellos me dijeron que la terminara", menciona.

Por eso volvió a Luis y se dedicó a contar su historia que, de paso, desnuda de modernismo a la Sultana del Oeste y nos permite verla y vivirla según era a finales del siglo XIX.

"A partir de su asesinato, Luis sigue caminando sin saber que está muerto, no lo entiende bien, es ingenuo", dice.

En ese caminar que no se rige por el tiempo, el joven transita por distintas décadas del Puerto Rico moderno y hasta conoce a figuras ilustres de nuestra historia así como a personajes anónimos, muchos de los cuales surgieron de los relatos que los lectores compartían con el autor tras cada entrega de su historia en Facebook.

"Le enseñan cosas los indígenas, los africanos, descubre que está muerto y quiere vengarse de su asesino y entender por qué lo mató. Según va pasando la novela él va aprendiendo y hasta el final no sabemos si va a vengarse o cómo va a resolver todo", comenta el autor mayagüezano.

La pieza terminó incluyendo "100 personajes muertos y ni sé cuántos vivos" a los que denomina "voces".

La muerte comenzó a tener otro significado para el autor en duelo. "Vino a través de los lectores. Cada vez más personas que la leían me contaban sus experiencia naturales y sobrenaturales sobre ese mundo. Y me enviaban fotos de sus muertos y de lugares", narra.

Para alguien que se "inspira mucho con la fotografía", la práctica se tornó en su bendición.

"La gran riqueza en eso fue la investigación de fotografía e historia familiar que nunca conseguiría en un archivo histórico. En esas catarsis de los lectores...

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