Encuentros y despedidas

Por Lilliana Ramos collado

Publicado hace más de 10 años, Cada vez te despides mejor y otros relatos elabora el tema sin el bálsamo simpático que nos protege un poco del fuerte argumento del film de Rodríguez, pero con una perplejidad ingenua que nos lleva por el laberinto de esas despedidas encontradas.

Parecido a Liboy, Rodríguez construye, en un desierto al borde del fin del mundo (con vistas espectaculares de nuestro Faro de Cabo Rojo), un motel-bar-cafetería donde las mujeres -quizás prostitutas, o brujas, o santurronas o camareras- provocan en los personajes una reflexión sobre vidas que a sus dueños les resultan ya incomprensibles. Estas mujeres son las parteras de un cambio de ruta en los hombres que se las encuentran y que, finalmente, se despiden de ellas. En el relato de Liboy, una de ellas dice: "Soy la bailarina que aparece al final de la noche." Lo próximo, claro, es el fin del mundo.

Rodríguez y Liboy colocan a estas mujeres como guardianas del portal hacia lo otro, sabias intermediarias en el rito de paso de hombres cuya masculinidad está en crisis, y su mundo desmadejado. Y como en Liboy, estos hombres pueden ser cultos o incultos, jóvenes o viejos, hermosos o feos, valientes o cobardes, pero todos comparten un profundo sentido de inutilidad que nos habla sobre ese desplazamiento de lo masculino hacia los márgenes de la pertinencia.

Si bien me refiero aquí al relato que lleva el título Cada vez te despides mejor, todos los cuentos del libro abordan el tema del hombre desplazado que nada entiende, y cuyas parpadeantes epifanías se deben a los actos o a las palabras de las mujeres que se relacionan con ellos. Como si, en un mundo devuelto al estadio primitivo de la magia animista, las mujeres fuesen la clave que llega quizás demasiado tarde a la vida del hombre que ha extraviado su ruta.

Sentirse extranjero es el estado de los hombres cuya errancia coyuntural forma la base de estas narraciones, pues las mujeres son el elemento fijo, inmóvil, en el umbral-límite. Tanto en el film como en los relatos de Liboy, sus palabras...

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