Nuestra entelequia

Sergio Gutiérrez Negrón

"Independencia" refiere al horizonte moral de la gramática política puertorriqueña. "Independencia" figura como la Meca en los tiempos antes de Muhammad, un edificio polisémico dentro del cual residen todas las demandas éticas y políticas, tanto liberales como marxistas, tanto democráticas como socialistas. "Independencia" es la línea que marca el comienzo de la política y, como tal, no necesita de mayores indagaciones, de mayores propuestas. Sólo varía el discurso con respecto al medio, al vehículo para llegar a esa raya.

"Independencia", en los referéndums de estatus, queda como un recordatorio, como trasnominación de una lucha histórica, como trazo de ese horizonte futuro, de ese "podemos ser de otro modo". A diferencia de las otras dos opciones, que siempre son modificaciones al status actual -las ampliaciones soberanistas al ELA como pequeñas alteraciones; la estadidad como evolución- "independencia" anida como promesa abierta, como claraboya de futuro; como invitación al juego, a la literariedad.

Con la dilapidación de los movimientos liberacionistas de las primeras cinco décadas de la historia política de nuestra isla, para bien o para mal, nos quedó, en el atalaya que vela por el horizonte, el Partido...

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