Entona la Libre

Por Aurora Rivera Arguinzoni

arivera@elnuevodia.com

Será de ellos la responsabilidad de velar por que se preserve el brillo final con que lo habrán de dejar los contratistas que por más de 50 días han trabajado a todo vapor para ponerla como nueva.

"Hemos estado aquí día y noche, fines de semana, el día de la tormenta, días feriados, trabajando en equipo. Hemos hecho mucho, mucho, mucho por esta escuela, por esta estructura, y como lo hemos hecho de corazón espero que ellos también la guarden de corazón", expresó al final de un recorrido realizado el pasado jueves la arquitecto Teresita Redondo funcionaria de Autoridad para el Financiamiento de la Infraestructura (AFI) que laboró en la restauración. El edificio de cinco pisos que alberga a "La Libre" fue diseñado en la década de 1970 para ser una escuela de música, con salones académicos, salones musicales, comedor, terraza interior, área de esparcimiento bajo techo, oficinas, dos elevadores y teatro. Durante una entrevista en El Nuevo Día en noviembre pasado, uno de sus diseñadores, el arquitecto Augusto Quiñones Garriga, explicó que se crearon salones para la enseñanza de instrumentos de viento, cuerdas y percusión, cuyas paredes no son paralelas para que no haya eco. Además, las puertas de los salones musicales tienen goznes especiales que cuando cierra sellan.

La escuela tiene un teatro cuyo diseño exterior e interior cuenta con elementos para absorber o reflejar el sonido sin que se cancelen unos a otros, de modo tal que no necesita amplificación artificial. "La mitad del teatro rebota el sonido...

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