Entretenido e incómodo

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

La película llega con las preocupaciones recurrentes del autor por el lado oscuro, violento y retorcido del ser humano. Sin embargo, el guion de McCarthy ignora por completo el concepto básico de lo que es la estructura dramática de una historia y preña todas las escenas del filme con monólogos esotéricos que hubieran funcionado de maravilla en la página de una novela, pero aquí nunca pierden sus pretensiones. El resultado final es un filme que entretiene, incomoda e intriga, pero nunca deja de ser una oportunidad perdida para el director, el elenco y sobre todo el público.

La forma más simple de explicar la trama de este filme es esta: un abogado (Fassbender) ambicioso y arrogante se mete en problemas cuando inicia negocios con sus conexiones del bajo mundo (Bardem, Pitt). Si piensa que eso no le hace justicia al trabajo de McCarthy como guionista pues prepárese para una sorpresa, porque el escritor no se molesta para nada en la narrativa de la trama o de presentarla de una forma que genere suspenso. Su preocupación principal es crear una letanía de escenas donde la femme fatale de la historia pueda decir parlamentos profundos como "La verdad no tiene temperatura" o donde alguien en crisis dice "Esa es una filosofía mágica".

Además de su diálogo pretensioso, la otra preocupación de McCarthy es el sexo y la violencia...

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