Vergüenza suprema

Anthony Guadalupe Baerga

San JUan

Hoy día, sin embargo, Puerto Rico entero es testigo de la razón fundamental que motivó mi desprecio actual por la abogacía: la situación insufrible que vive el Tribunal Supremo de Puerto Rico, mi desilusión total con el absolutismo y la mezquindad que atiborran al capitel de la justicia puertorriqueña.

Durante dos años laboré como oficial jurídico del juez presidente, Federico Hernández Denton. Nos tocó vivir momentos difíciles: la partida inesperada del juez Fuster Berlingeri, las decisiones sobre el caso Paseo Caribe y la renovación del Tribunal tras la llegada de los tres jueces nombrados por Luis Fortuño en 2009. Muchos eran los momentos gratos, sin embargo, en que me satisfacía conocer que laboraba para una institución cuyo norte siempre fue "impartir justicia conforme a derecho".

Muchos abogados albergaban la esperanza de que el trabajo del Tribunal Supremo continuara desarrollándose en el mismo clima de respeto, dignidad e intelectualidad de antaño. Yo no era tan...

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