Escritores de corto y largo aliento

Por Ana Teresa Toro

ana.toro@elnuevodia.com

El punto es que el romance ha sido largo. Y digo romance adrede, porque lo que hay entre la literatura y el periodismo va más allá del matrimonio. Es una cuestión de amantes. A veces es una relación plácida, natural, otras es inquieta e incómoda, brutal incluso.

¿Dónde acaba la literatura y dónde empieza el periodismo? Esa es la pregunta que incontables congresos, simposios, encuentros, prólogos, ferias y todo tipo de eventos y escritos han tratado de contestar. Por un lado, están aquellos que rechazan toda lectura literaria al periodismo sobre todo por temor a la falta de rigor en la información. Por el otro, están los que afirman que el periodismo es un género literario como cualquier otro y que una escritura que aspire a ser una experiencia estética no cancela su posibilidad de ser rigurosa en su contenido.

En tiempos recientes ese cuestionamiento ha comenzado a responderse a sí mismo en el marco del llamado nuevo "boom" de la literatura latinoamericana. Pues, hace ya unos pocos años que se habla de que la nueva literatura, las grandes historias escritas en lengua española se encuentran en el periodismo narrativo. Antologías de crónicas, revistas que fomentan este tipo de escritura han sido fundamentales en que se fragüe el fenómeno.

Y no es que no se sigan publicando buenas novelas y colecciones de cuento y poesía, es que algunas de las grandes voces actuales se han enfocado en narrar las cosas en ese estilo periodístico que Gabriel García Márquez describió como "un cuento que es verdad".

Después de todo es de esperarse, América Latina creció en el periodismo narrativo. Muchos de los principales imaginarios sobre este lado del mundo nacieron en las Crónicas de Indias. Siglos después figuras como José Martí o Rubén Darío ejercieron el periodismo como escritores, con todo lo que eso conlleva. El primero, por ejemplo, describiendo con asombro y detalle estampas neoyorquinas como el puente de Brooklyn y el segundo llevándonos a conocer París en sus "Peregrinaciones".

Pocos personajes han sido elaborados con mayor precisión que los asesinos de Truman Capote en "A sangre fría" y fueron muchos los que dieron por cierta aspectos de la historia argentina según fueron narrados en las novelas del argentino Tomás Eloy Martínez, "Santa Evita" y "La novela de Perón".

El puertorriqueño Edgardo Rodríguez Juliá ha contado la "San Juan, ciudad soñada" con tanta imaginación como verdad. Igualmente, voces como el...

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