'Los escritores somos personajes muy rencorosos'

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

Por ahí va la cosa con Escupirán sobre mi tumba, entrega que culmina la trilogía Morirás mañana (El escritor sale a matar, El misterio de Alma Rossy) en la que el periodista Javier Garcés se entera de que le quedan seis meses de vida y, ya que considera humillante que sus enemigos le sobrevivan y se burlen de su muerte, opta por matarlos.

A Buenos Aires llega Garcés a cumplir su misión. A Puerto Rico llega Bayly a cumplir otra: promocionar la novela en la que se dio gusto matando enemigos reales que espera se reconozcan entre los objetos del odio de Garcés.

"Pregúntame lo que quieras", afirma relajado, enamorado y acompañado de su nueva esposa, la escritora Silvia Núñez del Arco.

Bayly tiene ganas de hablar. La danza de la entrevista arranca. De eso se trata, de hablar. ¿La verdad? Quién sabe.

"He escrito esta trilogía pensando que era Garcés", dice aún saboreando el ejercicio, "y viendo las caras de mis enemigos reales que están agazapados en la ficción con otros nombres. Me he permitido el festín de imaginarme matando a mis más miserables enemigos".

Confía en que estos se reconozcan y en que los lectores perciban que Garcés no nació para matar. En realidad es un escritor frustrado que se niega a someterse a tratamientos médicos y opta por "la cura del rencor".

"Contrario a lo que te recomiendan, que purifiques tu alma y pidas perdón, la purificación de su espíritu viene del ejercicio del rencor. Los escritores somos personajes muy rencorosos", acepta el peruano.

Como también confiesa que escribió el libro cuando supo que la salud de su hígado era pésima, aunque ya ha hecho las paces con la idea de mimar dicho órgano vital para compensar viejos excesos que lo debilitaron.

Buenos Aires resultó salpicada por el odio de Garcés, y quizá de Bayly. Ciudad en la que vivió, trabajó y amó, este sostiene que con la capital argentina "no estoy en paz".

"Siempre estaré enamorado de ella pero me parece que ahora es una ciudad en decadencia, lo cual tiene mucho encanto. Su economía ha estado mal, es crecientemente peligrosa y se han mezclado muchas migraciones. Antes Buenos Aires se jactaba de ser europea y pura y ahora se ha latinoamericanizado. Garcés encuentra una ciudad nada opulenta, donde es seguro matar porque la policía es corrupta y no investiga. Tiene una mirada melancólica impregnada de afecto, lo que no le impide ver que la ciudad se está yendo al carajo", declara el autor que al momento cocina...

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