Mi escuelita, mi escuelita

ENRIQUE CRUZ

ANALISTA POLÍTICO

Se supone que a mi escuelita la quiera con amor y que en ella aprenda mi lección. Sin embargo, los datos revelados en la serie especial de este periódico "Educación: el examen final", reflejan un panorama completamente distinto, pese a todos esos recursos. Un panorama donde los supuestos $ 8,800 por estudiante en ese presupuesto no llegan ni para comprar papel sanitario. El panorama de un departamento donde nadie sabe, nadie hace, nadie se responsabiliza.

Con tantos recursos económicos, Educación es el único departamento en el Gobierno de Puerto Rico que, para mejorarlo, no hay que invertir un solo centavo. También sería el único departamento que entre 10 y 15 años nos ayudaría a tener una mejor sociedad.

Aquí las preguntas son, ¿y el dinero a dónde se va? ¿Cuánto se invierte en los estudiantes? ¿Cuánto se queda en las oficinas centrales? Nadie de verdad quiere saber o dar las respuestas. Han cogido por décadas y décadas y han ido a pedir excepciones a diestra y siniestra, para hacer y deshacer con el dinero que se supone que vaya a la educación de una isla donde el único recurso que tenemos es nuestra gente. Con esos fondos, nuestros estudiantes del sistema público deberían, no sólo de saber español, sino que por lo menos dominar el inglés y estar mucho mejor en ciencias y matemáticas.

Con esos fondos canalizados hacia los estudiantes, todos deberíamos de levantarnos temprano e ir primero a saludar a nuestros maestros y después a nuestro trabajo. Pero el problema es que la mayoría de los padres y madres ni siquiera llevan a sus hijos a las escuelas y no les importa si sus hijos van a clase. Y a trabajar, ni se diga.

Mi escuelita, mi escuelita, yo la quiero con amor. La quiero con amor, porque con los fondos federales aprendo la lección de cómo hacer millonarios a muchos y de esa manera impido que cientos de miles de estudiantes aprendan la lección.

Por la mañana temprano lo primero que yo hago es saludar a mis panas que reciben los contratos, entorpecer a los padres...

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