El espía que engañó a Hitler

Por Carmen Dolores Hernández

Su nombre -Juan Pujol García- es mayormente desconocido. También lo es el que adoptó como espía del servicio M15 del gobierno británico: Garbo. La alusión es obvia y sugerente: como la famosa estrella del cine mudo, el espía era misterioso. Y le gustaba -como a la divina Greta- el anonimato.

Catalán de origen, Pujol sirvió en el ejército republicano durante la Guerra Civil española y concibió desde entonces una feroz aversión al nazismo. Deseoso de salvar vidas y de colaborar con los Aliados durante la II Guerra Mundial, intentó infructuosamente ponerse al servicio -como espía- de la embajada británica en España. Pensó entonces en ofrecerles algo sustantivo a los ingleses y se propuso como espía de Alemania, preparando su carrera como agente doble. En Lisboa -cuna de espías- estableció una relación progresivamente estrecha con los agentes del nazismo en España. Haciéndoles creer que tenía acceso a información privilegiada, los fue enredando en una madeja de medias verdades y de invenciones -algunas descabelladas, como la salida de un convoy importantísimo de Escocia- que los alemanes creyeron a pie juntillas, fiándose cada vez más de quien creían que era un fiel colaborador.

Reclutado finalmente por los británicos en 1942, se integró a la red de espionaje y contraespionaje llamada M15, destacándose enseguida por sus estrategias imaginativas. No solo reclutaba a diferentes "agentes" que lo mantenían "informado" desde diferentes puntos del Reino Unido (y lograba que los nazis les pagaran a los agentes fantasmas) sino que engañó a los alemanes respecto al lugar de la invasión del África del Norte por los Aliados, engaño...

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