El espejo y el hangar

ANTONIO QUIÑONES CALDERÓN

ESCRITOR Y PERIODISTA

Al referirse a la consulta plebiscitaria del pasado 6 de noviembre, el portavoz oficial de Asuntos Hispanos de la Casa Blanca, Luis Miranda, dijo: "Los resultados fueron claros. El pueblo de Puerto Rico quiere que el asunto del status se resuelva y una mayoría favoreció la estadidad en la segunda pregunta. Ahora le toca al Congreso actuar y la Administración Obama trabajará con ellos en ese esfuerzo para que el pueblo de Puerto Rico pueda determinar su futuro". Fue ésa, y no otra, la declaración oficial de la Casa Blanca.

Aturdidos, los amantes de la colonia estadolibrista y los independentistas condenados a minoría a cadena perpetua, han comenzado con el jueguito de la semántica y el del gato y el ratón: que si primero dijeron esto, que después dijeron lo otro, sin hacer caso de la sustancia y trascendencia del anuncio formal y único de la Casa Blanca, a la que pronto seguirá la del Congreso: se acabó la colonia y llegó el momento de la verdad. Los puertorriqueños decidiremos, en un plebiscito con aval del Congreso -esto es, con aval del verdadero poder político sobre el territorio estadounidense de Puerto Rico- cuál de las tres opciones de estatus no coloniales, no territoriales y permanentes preferimos para el territorio: estadidad, independencia o libre asociación.

Enfrentados por primera vez a la inminente desaparición de la colonia, sus defensores siguen aferrados a desmerecer la votación del electorado (que fue buena para elegir por un puñado de votos a su gobernador, pero nula para ordenar al fin de la colonia con un 61 por ciento de la votación), y lo hacen invocando los nostálgicos y fraudulentos argumentos de un pasado vencido por las realidades políticas del presente.

Son los mismos argumentos (estado libre asociado "perfeccionado", "mejorado" o "culminado") con los que justamente desde 1953 sus propulsores han acudido al Congreso en 26 ocasiones (recientemente hice la lista) y en 26 ocasiones han recibido demoledoras derrotas.

Por eso resulta patético escuchar otra vez -como lo dejó caer estos días un futuro funcionario (una persona joven y talentosa...

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