En el espejo de Singapur

Por Carlos Rivera Vélez

vicepresidente de la AIPR

Podría seguir listando las características de esta antítesis a Macondo, pero no lo haré, pues sé que han captado la visión, y tanto ustedes como yo reclamamos y exigimos un lugar similar para nosotros ¡AHORA, sin más demora! Un sueño de país que lo une la fuerza de la diversidad por el bien futuro del colectivo, en visión común de colaboración y ejecución de excelencia.

¡Despertemos., lo anterior no era un sueño! Es el resultado de las experiencias vividas por mí hace unas semanas en una isla que es el 7% del tamaño de Puerto Rico, llamada Singapur. Aunque tiene también sus problemas, y le ha favorecido la explosión económica de Asia para escalar tan alto, lo ha logrado con arduo trabajo, integración de voluntades, y aspiraciones de clase mundial en todas sus dimensiones.

Su gente es digna de nuestra admiración y reconocimiento. ¡Tenemos muchísimo que aprender de ellos!

En Puerto Rico, tenemos el potencial de recuperar y superar el sitial perdido, convirtiéndonos en la Singapur de la cuenca del Caribe. Tenemos el mejor talento del mundo, tal que lo exportamos para que otros se beneficien luego de educarlo y desarrollarlo, y el que no exportamos, se hace sentir local e internacionalmente; un espíritu de cooperación que ve su máxima expresión cada vez que nos azota un huracán; una alegría única, que a pesar de toda la saturación negativa del entorno, no cedemos en nuestro deseo de vivir.

Somos duros en materia de banca, servicios, manufactura de medicamentos y tecnología médica; estamos probados en la investigación y desarrollo, aunque lo hacemos generalmente en el extranjero; somos trabajadores, emprendedores, amantes de la justicia; reconocemos las bondades del trabajo y la valía del que se faja; somos los mejores vendedores de Puerto Rico en toda materia; tenemos figuras, logros y proyectos de alcance y estima mundial; somos orgullosos de nuestra cultura y queremos todos, irrespectivamente de preferencias políticas o religiosas, el bien para nuestra Isla.

¿Y entonces qué nos detiene, si en el pasado siglo -aunque con oportunidades- pudimos experimentar un progreso excepcional en todos los aspectos socio económicos? ¿Somos conscientes de que nadie lo hará por nosotros y que, mientras esperamos, Singapur y muchos otros se mueven rápidamente?

Intentémoslo de nuevo...

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