La espera que desespera

Carlos Rodríguez

Mayagüez

El espacio de la oficina es bien pequeño y todos estaban de pie. No fue hasta las 3:20 p.m. que llamaron para que pasáramos a otra oficina. Éramos como 40 los maestros de inglés. Allí nos sentamos, por fin, y llenamos un papel con información personal.

Una vez dan las instrucciones nos empiezan a llamar uno a uno. Los que estaban entrevistando piden las evidencias de certificaciones y apenas te hacen preguntas de las experiencias de trabajo ni cartas de recomendación. En dos minutos ya estabas fuera.

¿Cómo pueden saber cuán bueno soy como maestro con solo mi diploma y transcripciones? Ahí me dan un papel para que escriba un ensayo en inglés. ¿Por qué no me lo dieron antes para aprovechar el tiempo?

Cuando terminan con todos, nos hacen...

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