Esperanzado en la vida

Por Marcos Billy Guzmán

Especial El Nuevo Día

Al pasar revista sobre lo que aconteció durante la caminata "Da vida caminando con Raymond", que recorrió 88 millas para recoger dinero a beneficio del Hospital Oncológico y los pacientes de cáncer, no puede evitar el golpe de sentimientos. Le pegan duro, pero los acepta. Reconoce que ya son parte de lo que viene incluido con el compromiso que hizo.

No ha dejado de pensar. Nada es igual para él.

"Me miro al espejo y me sonrío. Me levanto con muchas ganas de trabajar. Loco por contar lo que me pasó", dice quien reveló que los recaudos alcanzaban ayer los $ 584,195.

De lo primero que habla es de lo que más le conmovió, de la soledad. La vio por primera vez en el rostro de una mujer que se escondía detrás de una verja y que luego siguió viendo a nivel colectivo. Y el recuerdo trae el llanto.

"Te quieren decir tanto que no dicen nada. La soledad es triste. Duele no tener con quién compartir tus logros y frustraciones ni de quién recibir un apretón o un consejo. La soledad es triste y abunda en este país", opina.

La culpa, asegura, la tienen el Gobierno y aquellos políticos que muchas veces caen en la hipocresía.

"Es un negocio. Pasa lo mismo en época de elecciones. Los políticos caminan, saludan, abrazan y después se acabó. El pueblo siempre se afecta. Es una ilusión que deja a la gente engañada, vacía y sola. No es aceptable. Hay que salir de las oficinas. Hay que conocer al pueblo", afirma una vez más.

Además de artistas, senadores, alcaldes, secretarios de agencias y hasta el gobernador se le unieron en la caminata. De ellos enfatiza que "algunos lo hicieron de corazón, mientras otros lo hicieron como un acto de desesperación para ganar simpatía colectiva".

"El año que viene va a ser peor, pero siguen siendo recibidos, porque esto es del pueblo... Eso sí, les puedo pedir un paguito para el Oncológico", advierte.

Mientras reflexiona al respecto, Arrieta pausa y luego lamenta que la gente haya perdido la fe en los políticos. Sin embargo, se regocija cuando piensa en su caminata como una que ha trascendido su misión.

"Pasó a ser una oportunidad para mostrar a un Puerto Rico con gente que busca hacer cosas buenas. Es un desahogo que construye esperanza colectiva. Da tristeza tener que esperar un año para volverla a sentir", analiza.

Así rememora cuando el superintendente de la Policía le aseguró que en los días de la...

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