'Su espíritu y su alma están con el Señor'

Por Osman Pérez Méndez

osman.perez@gfrmedia.com

"Le damos las gracias al pueblo. Gracias por esta expresión de amor y de cariño", dijo don Julio López, padre del joven asesinado el pasado sábado, ante unas 500 personas reunidas en el cementerio de Río Grande.

"Esto es un comienzo para nuestro pueblo, para alcanzar a nuestra juventud. Esto no puede quedar aquí, muchachos. Esto no es un acto que se quedó y en una semana se va a olvidar", insistió don Julio, mientras su esposa, Judith, acariciaba el ataúd con los restos de su hijo, y otros miembros de la familia intentaban aliviar su desconsuelo acariciándola.

"Esto es un comienzo para un gran ministerio que podemos desarrollar para alcanzar a nuestra juventud, que se pierde", continuó el padre de Julio Enrique, al tiempo que los presentes, en su mayoría jóvenes, asentían a sus palabras.

"Ahora vamos a depositar su cuerpo. Su cuerpo va a estar allí. Su espíritu y su alma están con el Señor. Y nos llevamos su recuerdo. Y celebramos su recuerdo", concluyó don Julio, mientras la multitud le respondía con gritos de "¡Amén!".

En algún momento de su corto discurso, don Julio, tal como ha venido haciendo desde que supo del asesinato de su hijo, mostró compasión por las familias de los presuntos criminales, un trío que ya fue capturado.

"Lo único que les pido es que nos mantengan en sus oraciones. Y vuelvo y digo, mantengan en oración también a las otras familias", pidió don Julio.

Aunque hubo lágrimas al depositar el féretro en su destino final, no dominó la tristeza, sino los cantos de esperanza. Una brisa refrescó a los presentes y se elevaron al cielo globos naranjas, el color que dominó en la ceremonia, porque, según explicaron, Julio Enrique no quería que hubiera colores tristes.

Antes del sepelio, cientos de personas, en su mayoría jóvenes, marcharon por un tramo de la PR-3 bajo el lema de "Enriqueciendo a nuestra nación", y el logotipo de un paloma con un ala que mostraba la bandera de Puerto Rico. Grisel Castro, tía de Julio Enrique, dijo emocionada que estaba "bien orgullosa de toda esta juventud. Puerto Rico no está perdido, hay esperanza".

Mientras, Israel Castro, primo del joven asesinado, dijo que le ayudaba a sanar a la familia ver "que algo tan negativo se ha convertido en algo...

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