“Estoy activo, que es lo que yo quiero”

Cuando en noviembre inicie el torneo invernal de pelota, Max “Mako” Oliveras Gutiérrez volverá al terreno de juego, esta vez como dirigente de los Cangrejeros de Santurce.

Después de unos años en que no participaba en ese torneo, Mako regresa a la cabeza de una franquicia con la que ganó dos Series del Caribe, en 1993 y en 2000. Pero vuelve con más experiencia y en una etapa de su vida en la que valora más que antes el conocimiento que pueda aportar a otros jugadores.

“El grupo de Santurce está encabezado por el señor Justo Moreno. Me hicieron una llamada como en junio y me dijeron que ellos querían rescatar la práctica de Santurce y querían saber si podían contar conmigo. Justo es amigo mío de mucho tiempo. Lo que me sorprendió es que me dijeron: ‘nosotros queremos que tú seas el dirigente’, y le dije: ‘¿tú estás seguro?’. Yo creo que estoy en una etapa ya de ser mentor. Y le dije: ‘tengo 70 años’. Pero es como yo digo: ‘viejo es el sol y alumbra, y el viento y sopla’”, dice con tono firme el reconocido pelotero y dirigente en una entrevista realizada en el parque de la Urbanización Roosevelt, en Hato Rey.

Desde hace unos meses, tras haber decidido regresar a Puerto Rico para “retirarse”, ese es el terreno de juego al que acude a diario, pero para trabajar con unos peloteros distintos. Con una trayectoria en el béisbol profesional, Doble A, de Ligas Menores y de Grandes Ligas, Mako ha decidido compartir sus conocimientos con niños y jóvenes de la Escuela de Béisbol RBC, fundada por el exbaloncelista Manuel “Piri” Vega.

Allí llegó el año pasado cuando fue al parque a encontrarse con un amigo y al toparse con Vega, le preguntó si tenía trabajo para él.

“Estoy activo, que es lo que yo quiero. Creo que es lo mejor que he hecho porque estoy trabajando con niños, desde 5 a 14 y 16 años. Ellos me dicen el abuelo Mako y eso me encanta. Me llena de mucha satisfacción, vigor y energía”, señala con entusiasmo sobre su primera experiencia con menores de edad.

“Se me ha hecho un poco difícil adaptarme porque mi cabeza está acostumbrada al béisbol de Grandes Ligas y está mucho más adelantada a estos niños. Cogí un curso en (el Departamento de) Recreación y Deportes con los doctores Carlos Guzmán y José Vellón, de lo cual no me arrepiento porque he aprendido muchísimo, en especial a relacionarme con los niños”, dice contento el hombre que obtuvo su certificación a meses de cumplir sus 71 años, que será el mes próximo.

Además de esa escuela y la pelota...

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