Estrella fugaz del diamante

Por Jorge L. Pérez

jperez@elnuevodia.com

De seguro que el hecho pasó desapercibido para muchos, aunque se trató de un suceso trascendental para la historia del deporte puertorriqueño: pese a que era blanco y que su apellido sonaba americano -aunque en realidad tenía raíces holandesas-, Bithorn se convirtió así en el primer pelotero nacido en Puerto Rico que jugaba en Grandes Ligas.

(Un hermano fundó en 1944 la agencia de pasajes Bithorn Travel, que en determinado momento se convertiría en la más grande de la Isla, con más de 30 sucursales).

Pero el lanzador derecho de 6'1" de estatura, nacido 26 años antes en Santurce, parecía destinado a ser algo más que meramente un pionero: luego de amasar en esa primera temporada un récord de 9-14 como parte de la rotación de abridores de los Cachorros, al año siguiente se convirtió en uno de los mejores serpentineros de la Liga Nacional: tuvo un récord de 18-12 con 2.60 de efectividad en 249 entradas y, más aún, tiró siete blanqueadas, marca que aún dicta la pauta entre los lanzadores boricuas.

Pese a que puede haber quien afirme que tal actuación recibió una ayudita particular por haberse consumado en una temporada en que muchas de las estrellas de Grandes Ligas habían abandonado los diamantes para ingresar al ejército en plena Segunda Guerra Mundial, otros aseguran que Bithorn hubiese brillado sin problemas en cualquier época.

"Fue uno de los mejores", dijo recientemente el legendario Luis Rodríguez Olmo, quien se convertiría en el segundo boricua en jugar en el gran circo al debutar con los Dodgers de Brooklyn en 1943.

"No recuerdo haberme enfrentado nunca a él, pero tenía una buena recta y una buena curva", agregó.

El otrora elegante jardinero central también recuerda a Bithorn "como una gran persona, un hombre muy caballeroso y muy buen amigo".

Pero también recuerda, con tristeza, que "salió loco del Navy".

El caso fue que Bithorn, un atleta completo que en 1935 había formado parte de los equipos de voleibol y baloncesto que ganaron plata y bronce en los Juegos Centroamericanos de El Salvador, ingresó a la marina de guerra el 26 de noviembre de 1943 y no volvería a lanzar en las Mayores hasta la temporada de 1946.

Aunque no vio acción en la guerra y, por el contrario, estuvo estacionado en la Base Naval de San Juan -de cuyo equipo de béisbol fue dirigente-jugador-, cuando el primero de septiembre de 1945 fue dado de baja, había atravesado por serios problemas, incluyendo, al parecer, un colapso...

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