La estrella invisible

Por José A. Sánchez Fournier

Enviado Especial

Chávez, hijo de la homónima leyenda boxística mexicana, se ha mantenido alejado del público y de los medios. Tanto así que declinó asistir al partido de baloncesto de la NBA de anteanoche entre los locales Spurs y los Hornets de Nueva Orleáns, a pesar de que sería presentado al público en pantalla gigante para promocionar su pelea.

Tampoco se le ha visto en el vestíbulo de su hotel, donde en todo momento hay al menos una decena de fanáticos acampando frente a los ascensores esperando por ver al prometedor peleador para pedirle un autógrafo o tomarle una foto.

Su padre, quien de mozo también era callado y algo alejado de los medios, ha sido visto más a menudo que el vástago.

No es que nunca atienda a los medios y la fanaticada. Ayer, tras marcar 159.5 libras para su encuentro con Rubio (159 libras), Chávez compartió con el centenar de seguidores que se presentaron en el pesaje oficial. "Chavez, Jr. ¡I love you! (te amo, en inglés)", le gritó una joven apiñada entre los fanáticos que le pedían autógrafos desde detrás de la vaya de seguridad.

Acto seguido, el mexicano fue a donde la fanática, posó para una foto con ella y le pegó un beso en la mejilla.

"¿Me puedes dar otro?", le preguntó la atrevida muchacha. Mientras firmaba autógrafos y posaba para fotos, el menor de los Chávez atendió brevemente a la prensa. "Trabajé duro para bajar esa última libra", le dijo Chávez, hijo a El Nuevo Día, mientras caminaba hacia el coche que lo llevaría de regreso a su hospedería. "Llegué a pensar que no podría, pero lo logré".

Entonces abordó el vehículo y desapareció.

Su entrenador, Freddie Roach, entiende que su actitud introvertida es más una muestra de su enfoque, que de su timidez.

"Él sabe lo duro que es el boxeo. Sabe lo que se necesita para ser un buen boxeador. Y eso es muy positivo", le dijo Roach a este diario. "Su ética de trabajo es muy, muy buena. Trabaja muy duro en el gimnasio".

De acuerdo a su entrenador, el joven Chávez ha podido lidiar saludablemente con las continuas comparaciones con su legendario progenitor.

"Él está muy claro sobre quién es el mejor peleador entre ellos dos: su padre", sostuvo Roach. "Sabe que si llega a ser la mitad de boxeador que fue su padre, será un gran logro".

"Y su papá está muy orgulloso de él". Roach lleva trabajando con Chávez desde 2010, y el mexicano ha mostrado mejoría en su técnica y condición para las...

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