El eterno comunicador

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

¿Quien no recuerda la característica frase con la que daba a paso a los eventos del día, con su voz grave, su hablar pausado y su pronunciación perfecta y enfática?

Esa larga etapa de la vida de Aníbal González Irizarry terminó hace un tiempo, pero no supuso el retiro total del hombre ancla. Poco tiempo después de salir de Telemundo, González Irizarry se integró a la Junta de Síndicos de la Universidad Interamericana, puesto en el que aún permanece. Y, desde hace 12 años, es uno de los portavoces de una aseguradora, para la cual hace anuncios radiales y televisivos y ofrece charlas de motivación en diferentes partes de la Isla.

Hace dos noches atrás, cuando fui a coordinar el encuentro para las fotos, permanecía leyendo en la sala de su apartamento como preparación para una lectura que ofrecería en la iglesia. Esa también es parte de la actividad que ha mantenido el hombre noticia, hoy de 86 años.

Pero no es de extrañar. Después de todo, se mantuvo trabajando en Telenoticias hasta los 67 años, dos años más de lo que mucha gente ansía para correr a solicitar el Seguro Social.

En una charla sostenida en su casa, de la cual participa también brevemente su esposa, Ruth Pérez, recuerda sus comienzos en el mundo educativo y laboral, con lo cual también ofrece un recorrido por la historia de la radio y la televisión puertorriqueñas.

Nacido en Sabana Grande, González Irizarry estudió allí hasta iniciar la escuela superior, época en que su familia se mudó a Guánica. Sin embargo, al año, su padre le pidió que se mudara a San Juan con su hermano para que trabajara y los ayudara pues a él se la había acabado el empleo.

"En aquellos tiempos, nos íbamos de las casas para reformar el ingreso económico de los padres", sostiene.

Es así como empezó a trabajar en la compañía de gomas Firestone, junto con su hermano, mientras terminaba los grados superiores en la Central High. Y fue allí donde hizo su primera prueba para un trabajo, sin saberlo. Cuenta que, como proyecto final, clase de arte dramático de la cual era alumno organizó la obra Don Juan Tenorio, en la cual él hizo el papel principal.

Al finalizar la puesta en escena se le acercó el dueño de la emisora WECW en Mayagüez, Santiago E. Caíno, y le ofreció trabajo. Un trabajo en el que ganaría $18 semanales y que superaba los $14 que se ganaba en el negocio de gomas. Tenía entonces 18 años. No lo pensó dos veces y se fue al oeste. Entre otras cosas, el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR