La ética del sorullo

JOSÉ A. VARGAS VIDOT

SALUBRISTA Y FUNDADOR DE INICIATIVA COMUNITARIA

Puerto Rico sufre la más extrema relativización de la ética. La moral, cual perrito de paseo, se saca de un lado para otro como tema obligado sólo para racionalizar el próximo insulto. Para la nueva víctima del paredón mediático, o sea, la persona que será acusada en el banquillo de la opinión pública, bastará con un "cintillo de evidencia", que es cualquier especulación, para que la pequeña sociedad noticiosa cargue contra la víctima todo el peso de la culpa, la tenga o no.

Se dice que diez años de hacer el bien no son suficientes para mitigar diez minutos de acusación viciosa repetida ad náuseam. Hay quienes realmente han quebrantado la confianza del pueblo y logran, por el arte de una magia cara, salir airosos de los más evidentes delitos. La moral pública oscila de un lado a otro convirtiéndose en una moral de péndulo que en ocasiones cualifica por colores y por "status". Un día lo malo es bueno, otro día lo bueno es malo. De hecho, cada cuatro años, delante del pueblo se reproduce la escena "neotestamentaria" que da principio al calvario del cuatrienio; ante la oscilante opinión pública se condena a la cruz a unos y a los otros se les otorga el poder. El que le tira un huevazo a un gobernador se convierte en héroe y luego que lo usan, lo abandonan en el frío bosque de los don nadie. Hay una ética de campaña y otra de gobernación.

He visto cómo los que eran compañeros en noviembre, hoy nos estrujan su posición con autoritarismo. Dicen que para conocer cómo es alguien, póngalo a mandar.

Existe una ética de SanSe y otra de Cuaresma. Pasamos de un polo moral a otro influenciados por la más insignificante seducción. ¿Entonces por qué una ética de sorullo? Aunque parezca jocoso, se refiere a una costumbre común. Me refiero a la...

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