Evocando el glamour

Por Carmen Graciela Díaz

Especial El Nuevo Día

Repasar la moda de los años sesenta inspira nostalgia y admiración, entre muchas razones, por sus contradicciones. Esto lo muestra, por un lado, su sofisticación y, por el otro, su deseo de llevar ropa que respondiera al rock and roll, los movimientos de contracultura y el ánimo revolucionario.

La literatura y el teatro siempre han encontrado motivos para regresar a la década de los 60. Recientemente, la televisión estadounidense a través de series como "Mad Men" y "Pan Am" también le rinde tributo al pensamiento, las circunstancias y la moda de esa época.

El cine también recurre de alguna manera a ella, ya sea para contar esos años como el musical "Across the Universe" o "An Education" o para situarse en algunas de sus etapas como "A Single Man" o lo que podemos esperar del nuevo filme de Clint Eastwood, "J. Edgar", en el que el actor Leonardo DiCaprio interpreta al controversial director del FBI que ocupó la silla desde el 1924 hasta su muerte en el 1972.

Tal vez por eso y tanto más, resulta inevitable sentir antojos de recrear esa moda en el siglo XXI. La 'stylist' Claudia Madrid expone que el ánimo práctico no debe abandonarse al momento de vestir a la usanza de los años 60, porque el propósito es inspirarse en el estilo de ese momento histórico y no lucir "que llevamos un disfraz".

Madrid señala que "la idea es tomar el concepto, sea en la ropa o el cabello, y tratar de adaptarlo al momento que estamos viviendo". Para ello, recomienda encontrar piezas claves, versátiles y que puedan ajustarse a un atuendo cotidiano.

Entre esas piezas figuran el 'pencil skirt', una chaqueta básica ajustada al cuerpo, un cárdigan, así como zapatos puntiagudos, un 'pump' cerrado o una plataforma.

Las perlas, aunque eternas, también fueron parte de la década, como lo manifestaron personalidades como Audrey Hepburn en la película de 1961, "Breakfast at Tiffany's".

De la misma manera que dicha década hizo alarde de un espíritu elegante y sofisticado, con figuras como Jacqueline Kennedy, o de la explosión de color, el desenfado y la libertad de los 'hippies', como explica Madrid, las siluetas podían ser más ajustadas, o más sueltas u holgadas (como las faldas con tabletas).

En cuanto a las texturas, Madrid comenta que la lana, el algodón, tanto para damas como caballeros, así como el encaje y la seda eran algunas de las constantes.

"Fue una época de transición que salía de la rigidez de la década de los 50, eran...

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