Excelencia sonora

Por Luis Hernández Mergal

Especial El Nuevo Día

Aaron Jay Kernis, distinguido compositor norteamericano, el "ecléctico posmoderno" oficial del mundo musical estadounidense, no podía dejar de probar su mano con el rentable espiritualismo místico. Su pieza breve para orquesta de cuerdas "Musica Celestis" (1990) tiene todos los clichés del género: melodías compuestas de pocas notas muy largas, ascenso gradual ("simbólico", por supuesto) que llega a un clímax en el registro agudísimo de la cuerda, y vuelta al pianísimo para volver a ascender a las regiones etéreas. Luego, una sección más veloz, más disonante, siempre con escalas ascendentes y un clímax fortísimo, con una pausa súbita para regresar a otra versión de la primera parte. A pesar de los clichés (o quizás por ello mismo), la pieza funciona bien, como se pudo comprobar en el 13er. concierto de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico (OSPR), llevado a cabo el pasado sábado en la Sala Sinfónica del Centro de Bellas Artes, bajo el director invitado Daniel Hege. El origen de "Musica Celestis" en un movimiento lento de un cuarteto para cuerdas de Kernis se evidenció en los numerosos solos para los principales, ejecutados con excelente sonido.

La segunda pieza del programa, un eficaz contraste con la anterior, fue la conocida "Sinfonía concertante" en mi bemol mayor para violín, viola y orquesta, K.364 de Mozart, con Henry Hutchinson Negrón (violín) y Jaime...

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