Excusas

Miguel Rodríguez Casellas

Tentado estoy a concluir que nuestra gran disfunción es una cuestión de estilo, reconociendo que ésa también es otra excusa, aunque menos traumática que acabar de admitirnos estúpidos.

Con esto del déficit de estilo aludo a la ausencia de un ojo capaz de autorregularse sensiblemente. Saber moverse entre la sobriedad y la exuberancia a través de un intersticio de matices, eso es lo que falta.

Abundan, sin embargo, las lapidarias sentencias de historiadores de postal, que con prisa estacionan frente a la puerta de nuestras casas para obligarnos a salir por donde ellos dicen. Trancan al futuro con excusas genealógicas grapadas al presente. Desprecian cualquier circunstancia nueva cuando ésta no cabe en su viejo gavetero de lógicas prefabricadas. Lo que venden como análisis es, si acaso, mera compulsión anal, miedo a perder control, a morir como cualquier otro animal olvidado.

Pero volviendo al argumento de estilo, digo que la disfunción no se da por insuficiencia de racionalidad -un tópico éste muy ligado a la absurda convicción de que el orden sólo puede ser rubio- sino por la entronización de un ojo vago que no puede intuir el cambio, diseñar la transformación impostergable...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR