Explosiones

Karisa Cruz Rosado

El mundo explota. Siempre ha estado explotando. No debería sorprendernos. Aunque, sí; no está bien perder la capacidad de asombro. Nunca. La solidaridad siempre debe estar presente en cualquier explosión.

Pasa que por estos días hemos sentido el estruendo más cerca. En la casa del vecino poderoso de arriba. El alboroto toca las puertas de familiares que viven pegados a la meta, de amigos que se mudaron para correr en esa carrera pues el premio pagaba mejor. Todo ocurre en el suelo donde dizque los sueños se hacen realidad. Quizá es mejor seguir durmiendo y no despertar en el seno de esta verdad en llamas.

Mickey Mouse se pone pijamas. Burbujita canta a las nueve de la noche. A dormir, a dormir.

Sonríe el niño dormido. Vivimos en un estado donde pretendemos que la guerra, el terror ocurra tan lejos que ni las cenizas las tengamos que respirar. Que el humo se inhale, ahogue a otros con trajes que les llegan a los tobillos y capuchas que les tapan hasta las pestañas.

Para los ciudadanos de Siria, tres muertos en una explosión, quizá, ya es la norma. Para los residentes en la Franja de Gaza algunas bombas no son más que el desayuno de un día sí y...

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