EXPLOSIVA Y SENSUAL

Por Marcos Billy Guzmán

Especial El Nuevo Día

Sin embargo, con ganas de cantar hasta el fin del mundo, regresó explotando su sexualidad. De esa filosofía y ese erotismo trata la gira "Femme Fatale" que Britney Spears cerró anoche en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, centro que no pudo llenar a capacidad.

Ante una enardecida fanaticada boricua, igual que ha hecho por Asia, Europa y las Américas, la artista interpretó muchos de sus éxitos y temas de su más reciente disco, mientras hacía lo posible para moverse de modo sugestivo en provocativos atuendos que parecían bañadores.

"¿Qué sucede, San Juan? ¿Cómo están? ¡No los puedo escuchar! Oh Dios, es mi último show... Te amo San Juan", se limitó a decir, desatando fuertes gritos.

La llamada "princesa del pop" le sacó el brillo a su corona musical seduciendo a sus fanáticos a través de un repertorio de 22 canciones. Como de costumbre, la solista de Mississippi dobló. Pero sus fieles seguidores -algunos que ya venían lamentando los constantes escondites de la diva en su primera visita a la Isla- no esperaban que ella cantara.

"Yo prefiero que ni cante porque digamos que esa no es su fortaleza", dijo, por ejemplo, el catañense Geovanie Castillo.

Muchos preferían que su ídolo se limitara a someterle al "lip-synching" a la vez que sacudía de lado a lado su desaliñada melena rubia. La realidad es que, aunque muy lejos de repetir la soltura y dominio escénico que proyectaba para la época de "I'm a Slave 4 U", Britney confirmó anoche que recapturó algo de aquel destello de estrella que había perdido cuando se rapó la cabeza en 2007 y se convirtió en la burla de Hollywood.

Fuera por morbo o verdadero entretenimiento, había que verla. Esto desde que arrancó el espectáculo luego de enfatizar "I'm not that Innocent" mientras huía de varios policías. De ahí pasó a interpretar "Hold It Against Me" sentada en un trono metálico que giraba sobre un escenario elaborado con enormes pantallas, plataformas y escaleras.

Hilvanado con esos provocativos vídeos que bombardeaban imágenes sobre el riesgo, la obsesión por el tatuaje, el sexo y la desnudez, el concierto se dividió en cuatro actos que integraron influencias ochentosas, egipcias, urbanas y orientales.

Al ritmo de "Up N' Down", la vocalista continuó transportándose a una jaula y de ahí apeló a su "dulce seducción" al mismo tiempo que tocaba cortes como "Big Fat Bass", "How I Roll" y "If U Seek Amy".

Como en las pasadas presentaciones de esta...

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