Exquisita velada de celebración

Por Luis Hernández Mergal

Especial El Nuevo Día

En esta ocasión, CulturArte de Puerto Rico y su presidente y director artístico, Guillermo L. Martínez, obsequiaron al público melómano puertorriqueño con una segunda edición de El Concertone, dedicada a ambos compositores, llevada a cabo el pasado sábado en la Sala Sinfónica Pablo Casals del Centro de Bellas Artes de Santurce, con la participación de la mezzosoprano georgiana Anita Rachvelishvili, el tenor puertorriqueño Rafael Dávila y la insigne soprano norteamericana Deborah Voigt. Todos acompañados por la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico bajo la dirección del maestro Maximiano Valdés y con la participación del Coro de Gala de CulturArte, dirigido por Carmen Acevedo.

El programa se dividió en dos partes. La primera dedicada a Verdi, incluyendo escenas del Acto 2 de Il Trovatore y de Aïda, y la segunda dedicada a música orquestal y la gran escena de la inmolación de Brunilda de El anillo de los nibelungos de Wagner.

El famoso coro del yunque al comienzo del Acto 2 de Il Trovatore fue la primera muestra de la excelente ejecución del coro, evidencia de una cuidadosa preparación de parte de la directora Acevedo. Acto seguido, entró la mezzo Rachvelishvili a rendir su versión de Stride la vampa.

La presencia escénica de la Rachvelishvili es imponente, su carisma, su pasión y su comprensión de la psicología del personaje (Azucena) es absolutamente convincente.

Pero lo más importante, sin duda, es su excepcional voz, de incomparable belleza, su asombroso control de la respiración -la clave del éxito o fracaso técnico de todo cantante- y su increíble habilidad para resaltar los cambiantes matices afectivos del personaje. Esto último, muy notablemente en su interpretación de Amneris en la secuencia del Acto 4 de Aïda.

El tenor Rafael Dávila, luego de un comienzo un poco frío en el rol de Manrico junto a Azucena (Soli or siam), calentó ya para Mal reggendo y fue sensacional en su versión de la célebre aria Celeste Aïda. Sus agudos dieron en el clavo consistentemente. Su trabajo de conjunto con Rachvelishvili fue excelente, aunque su dicción italiana puede mejorar. El punto culminante del coro, de más está decir, fue el Gloria all'Egitto de Aïda, seguido de una bien ejecutada Marcha triunfal por la orquesta.

La sección dedicada a Wagner comenzó por una...

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