Fabiana quería seguir jugando tenis

Por Sandra Caquías

scaquias@elnuevodia.com

Lo que comenzó como un fuerte dolor de cabeza no era otra cosa que un derrame en el cerebelo a sus cortos ocho años. En menos de 12 horas, Fabiana pasó de un salón de clases a la sala de cirugía del Centro Médico, en Río Piedras, donde intentarían salvarle la vida.

"Ahí empezamos la pesadilla", expresaron los padres de la niña, Carmen Bonilla y el policía Félix Torres, vecinos de Juana Díaz.

A los pocos minutos de pisar el Centro Médico, los médicos decidieron reunir los padres para exponerlos a la difícil decisión de operar o no a la pequeña para atender la hemorragia que tenía en el cerebelo. La cirugía comenzó a las 11:40 p.m. Terminó a las 5:40 a.m.

Las posibilidades de que Fabiana sobreviviera eran de un 5%, recordó la mamá. Fabiana estuvo 22 días en coma, mucho más de los tres que los médicos habían contemplado tenerla en un coma inducido.

"Una noche nos reunieron para darnos la mala noticia de que neurológicamente no estaba funcionado y había que hacerle un CT Scan", recordó la mamá.

"Hubo lágrimas y mucho sufrimiento", recordó Fabiola Feliciano, hermana de la niña. Era plena Navidad. Ninguno de ellos recuerda en qué momento terminó y comenzó el año nuevo. Las frías paredes del hospital eran su refugio en aquella agónica espera.

El cuadro clínico de la niña se complicó en más de una ocasión. La presión baja y las múltiples infecciones atacaban la pequeña, quien había llegado al Centro Médico en ambulancia aérea en el anochecer del 6 de diciembre de 2012, horas después de salir del colegio.

El accidente cerebrovascular, producto de un aneurisma, hizo que Fabiana perdiera su movilidad, la facilidad para expresarse y el que solo pueda ingerir líquidos con la ayuda de un tubo gástrico. De una niña que jugaba tenis, le gustaba bailar y pintar, pasó a ser totalmente dependiente.

Fabiana fue dada de alta -en marzo- con poca esperanza de que recobrara muchas de las actividades que hacia. "Solo movía los ojos", recordó la mamá, quien destacó que su hija nació sin complicaciones, jugaba mucho y tenía muy buenas notas. Caminó a los siete meses. Nunca se quejó de dolor de cabeza ni tuvo problemas de visión.

Los padres de la niña desconocen cuánto logrará recuperar su hija, pero harán lo indecible para que vuelva a caminar.

"Dios...

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