Fallece doña Trina, 'El ángel de los confinados'

Por Camile Roldán Soto

end.croldan@elnuevodia.com

La fervorosa defensora de los derechos de los confinados y otras causas sociales murió ayer a los 93 años.

En su hija, y quizás muchos otros que le conocieron de cerca o a través de sus muchas luchas, doña Trina dejó el recuerdo de una mujer nada pasiva cuando de abogar por una causa meritoria se trataba.

"Ella nos enseñó desde pequeños a siempre luchar contra la injusticia", sostuvo entre sollozos Ríos al confirmar el deceso a eso de las 11:00 a.m. en su hogar en Hato Rey. Allí doña Trina permanecía mayormente en cama tras sufrir varios infartos. Murió de causas naturales, informó la familia.

"Ella se mantenía atenta a lo que pasaba en el País, pero últimamente me decía que no le pusiera tanto las noticias porque era todo muy triste", comentó Ríos Rivera.

A lo largo de su existencia, sin embargo, doña Trina luchó precisamente contra la tristeza en la vida de otros. En la década de los años 50, su voz fue crucial para lograr que Salvador Agrón, un adolescente puertorriqueño condenado a pena de muerte, consiguiera una sentencia menor y eventualmente lograra rehabilitarse.

Decidió llevar la cruzada, esa y otras tantas en pro de los presos, porque no creía en la política de mano dura para combatir la criminalidad.

Ella creía -y así lo defendía ante sus críticos- en el trato humano y la rehabilitación.

Su vocación fue el trabajo social y para ejercerlo se educó. A los 18 años ya era maestra normalista y unos cuantos más tarde se convirtió en la primera trabajadora social del Gobierno en obtener un grado de maestría de la Universidad de Washington y un doctorado de la Universidad de Pennsylvania.

Fue la primera presidenta del Colegio de Trabajadores Sociales, la primera presidenta de la Comisión de la Mujer -nombrada por el...

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