El estado fallido

Uno lee la definición de la Enciclopedia Británica de lo que es un estado fallido y, si tiene los sentidos bien puestos, siente un escalofrío correrle el cuerpo como una araña. Los estados fallidos, según la Británica, son sitios con "infraestructura que se está desmoronando, servicios básicos, educacionales y de salud vacilantes e índices de desarrollo humano como mortandad infantil y niveles de alfabetización en deterioro".Agrega, también que los estados fallidos "crean un ambiente de corrupción floreciente y tasas de crecimiento negativas, donde la actividad económica honesta no puede florecer". Puerto Rico lee eso y reacciona como el adicto al juego que ve a un sicólogo explicando las características de los adictos al juego, negándose a reconocerse a sí mismo en lo que oye."Ese no soy yo por esto, por aquello y por lo otro", dice se dice a sí mismo el adicto, en un caso, y Puerto Rico en el caso de los estados fallidos.El estado fallido, por supuesto, es mucho más que lo antes descrito. La primera característica que se le atribuye es que carecen de control de su territorio nacional o de sus fronteras. Alguien puede argumentar que Puerto Rico también cuenta con esas características, pues el control definitivo sobre su territorio y sobre sus fronteras no lo tenemos nosotros, sino Estados Unidos. Pero eso no significa, como en el caso de los estados fallidos, no haya control sobre tales factores, sino que ese control lo tiene otro.En casi todo lo demás, nos toca mirarnos al espejo y encajar, con propósito de enmienda si se puede, los golpes al estómago que nos devuelve la imagen. La institucionalidad se ha deteriorado de tal manera en Puerto Rico, que en este momento el gobierno carece de la capacidad para ejercer algunas de sus responsabilidades más básicas y tiene, por lo tanto, algunas de las características más importantes de los estados fallidos.¿Cuáles son las funciones más básicas que de un estado? Son proveer seguridad, salud y educación a la población. En las tres, nos toca reconocer con la mano en el corazón, que enfrentamos enormes carencias.Veamos, primero, el tema de la seguridad. Todos sabemos que si tenemos una amenaza en casa y nos toca llamar una patrulla, más nos vale rezar que llamar al cuartel, pues la ayuda divina seguro viene primero que la terrenal. Eso por no mencionar, una vez el crimen ha sido perpetrado, son muy escasas las posibilidades de que sea esclarecido.La Policía de Puerto Rico carece, en este momento, de...

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