Le faltan las extremidades al Tren Urbano

El Tren Urbano es solo la columna vertebral. Como una robusta espina dorsal, emana en Bayamón, atraviesa el tronco del área metro y desemboca en Santurce. Cada día, su rutina de vagones de un lado a otro engulle y expulsa a un promedio de 20,000 cuerpos que bajan y suben las escaleras para continuar con su agenda cotidiana.

Pero un cuerpo no se sostiene solo de la columna vertebral. Al Tren Urbano le faltan las extremidades: un sistema de transporte integrado que sirva como brazos y piernas; ramificaciones que lleguen a múltiples áreas de la zona urbana y hagan factible para la población optar por el transporte colectivo como elección diaria para trasladarse por la ciudad.

“El tren se propuso como parte de un sistema. No era el sistema. Era una columna vertebral y lamentablemente nunca se pudo poner en funcionamiento adecuadamente porque no había un buen sistema alimentando esa ruta central”, reconoció el exsecretario del Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP), José Izquierdo Encarnación.

A eso se añade que a esa espina dorsal le faltan todavía algunas vértebras. Cuando el gobierno arrancó los trabajos de ingeniería civil y construcción en julio de 1996, el Tren Urbano ya contemplaba una segunda fase proyectada para extender su ruta a Minillas y a Carolina, fase que se paralizó en el cuatrienio siguiente.

“No se completó, no se le dio paso a lo que estaba planificado para ser un sistema más completo, específicamente la extensión hasta Minillas. Por definición, un sistema de transporte colectivo como ese necesita seguir expandiéndose para hacerlo funcional e impactante”, reaccionó su predecesor, el exsecretario del DTOP, Carlos Pesquera Morales.

Y más allá de la ausencia de vagones y la falta de integración del sistema, al Tren Urbano le falta el corazón, le falta el cráneo; si la política pública no lo sitúa en un lugar prioritario, no se podrá rearticular el contacto de los transeúntes con la zona citadina, trastocando el reino del automóvil y brindando movilidad principalmente a los sectores desaventajados.

“Necesitamos voluntad, y la voluntad es detener el desparrame urbano, invertir más en el transporte colectivo multimodal, coordinar entre las diferentes jerarquías regionales y municipales... Es brindar remedios a una población envejecida que no puede guiar y proveer un servicio básico a la población para acceder a los empleos y salir de la pobreza”, dijo la catedrática asociada Norma Peña Rivera, de la Escuela Graduada de Planificación de la Universidad de Puerto Rico.

un proyecto incompleto. En su declaración de impacto ambiental, el proyecto del Tren Urbano incluía lo que en la década de 1990 se llamó los “alimentadores del tren” –una jerarquía más baja con menor capacidad para atender rutas más...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR