Sobre las familias en Puerto Rico

MARÍA DE LOURDES LARA HERNÁNDEZ

PSICÓLOGA SOCIAL COMUNITARIA

El sentido de impotencia y desasosiego reduce las esperanzas. Ante esos comentarios habría que preguntarse, ¿es cierto que enfrentamos el colapso de la familia? ¿Es la familia una realidad incuestionable o una propuesta histórica de relación entre las personas? ¿De qué familia hablamos? Ante esas preguntas me gustaría compartir algunos comentarios que podrían iniciar una reflexión sobre este asunto.

Cuando se habla de familia, inmediatamente viene a la mente la idea de una familia nuclear compuesta de un varón, una mujer y varios hijos. Esta imagen difundida, desde hace varios siglos, contrasta con la familia que vivimos día a día y nos lleva a pensar que nuestra familia es disfuncional, inadecuada o anormal. Hablar de la familia en Puerto Rico nos mueve a pasar juicios, a promover políticas para socializar esta concepción dominante y a marginar otras formas de relación familiar. En ese choque ocurre un acto de violencia hacia otras formas de relación humana.

Como bien expresa la Dra. Ruth Nina en sus estudios sobre familia, cada vez más las formas familiares en Puerto Rico asumen una composición diferente a la normativa de familia tradicional. Las familias asumen otros rasgos: abuelos y abuelas con sus nietos, madres jefas de familia, tíos con sus sobrinos, hijos viviendo con madres y padrastros y hermanastros, jefes de familia de un mismo sexo, etc.

Si miramos nuestra historia podríamos observar también que las familias eran mucho más ampliadas ya que incluían abuelos, tías y hasta allegados que de tiempo en tiempo pasaban temporadas en las casas por razones de trabajo o falta de vivienda.

De paso, habría que mencionar también que los patrones de crianza eran garantizados por círculos de violencia aceptados como un bien social: se permitía y alentaba la violencia como parte de las relaciones necesarias del hombre hacia la mujer y hacia los hijos. Los actos de violación y los casos de incesto eran la orden del día y permanecían en la intimidad del hogar. También se resolvían problemas a machetazos; el silencio de todos era una...

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