CuAnDo El FaNgO llAmA

Por K.B.

La verdad a mí siempre me han gustado. De niño mi papá me llevaba a esas carreras que llamaban enduros. Íbamos en su jeep dando tumbos, dejando la goma atascada en cada esquina y salíamos de allí con esa sensación extrañamente deliciosa del fango cuando se va secando y parece que te cuartea la piel. No se me permitía la entrada a casa hasta que me pegaban la manguera afuera durante, al menos, 15 minutos seguidos.

Pero ya soy un adulto serio, lo que pasa es que cuando llueve y la calle va zanjándose en un charco, algo en mí se activa y me creo que la ciudad es el enduro de mi modernidad. Entonces, veo el charco y ando con mi carrito bajito y la adrenalina arrecia y quiero atravesarlo y sé que si lo hago me quedaré atascado... y...

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