El fantasma de Isoel

No mucha gente habrá asociado en primera instancia a un personaje semidesconocido, de Humacao, como Isoel Sánchez Santiago, con algo tan grande y catastrófico como el desplome de las finanzas públicas de Puerto Rico. Se trata, después de todo, de un simple activista político, vendedor de crepas, contratista y, desde el jueves para acá, acusado federal, cosa muy triste que no se le desea a nadie, pero le pasa a muchos.Le acusaron los federales de, junto a su pareja, Crystal Robles Báez, haberse robado $27,300 al haber cobrado por trabajos que supuestamente no hicieron en el Senado y la Cámara de Representantes.El robo es cosa seria aunque se hurte una perra prieta, como dicen en el campo. Pero no se puede negar que $27,300 palidecen ante, por ejemplo, los $10 millones del fraude que se le imputó al exsecretario de Recreación y Deportes Ramón Orta, o los $4.3 millones del robo por el que se declaró culpable, y cumplió más de diez años de cárcel, Víctor Fajardo, exsecretario de Educación, aficionado a corbatas con diseños de personajes infantiles.Queda claro, no obstante, que este muchacho, Isoel, si se le probara el robo de $27,300 o hasta de $10 millones, no se le puede considerar responsable de que el gobierno se haya quedado sin dinero.Es que no es literalmente Isoel Sánchez Santiago el responsable de las desgracias de Puerto Rico. Es lo que representa Isoel. Es la manera en que a través de su historia se puede señalar, como en un mapa en una pared, donde precisamente se dieron los vuelcos de muerte que nos trajeron a la vergonzosa situación de hoy.Vean: este Isoel pertenece al ejército de gente que no tiene ocupación más productiva que politiquear. Los más inocentes ponen pasquines, van a caravanas, llenan mítines, hostigan por las redes sociales. Los que están ya un poco más en la salsa de la cosa ponen cuotas, y las cobran, a lo mafia, en las agencias públicas o reúnen en un lugar medio siniestro a personajes de peso económico a los que, a cambio de un chequecito, se les permite compartir un rato con el político del que espera una prebenda.Se faja esta gente de sol a sol para que su candidato gane. Salvo cuando se cometen delitos en el transcurso mismo de la campaña, como lo es lavar dinero de donativos ilegales, que pasa más a menudo de lo que jamás podríamos imaginar, o cuando, como en las dictaduras, se pasa lista entre empleados a ver quién cooperó o no con el partido, no hay ningún problema con participar de campañas.El problema...

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