"Lo más feo que se ve es la familia en contra"

Por Melany M. Rivera Maldonado

Especial para El Nuevo Día

Si bien tenían discusiones, ninguna era "como para dejar de hablarse", explica una de las jefas de familia. Hasta que un día, lo que comenzó como un juego de baloncesto entre dos primos de 10 y 12 años, terminó en una pelea que involucró a sus padres y abuelos.

Jorgito y Pedro (nombres ficticios) cuentan dos versiones distintas de lo que sucedió. Para Jorgito, como Pedro estaba perdiendo el juego y dijo que no iba a jugar más, él le tiró la bola "para que la cachara" y le dio sin querer en el pecho. Cuando la mamá de Pedro escuchó el llanto salió y mandó a bajar el canasto. Una vez más, Pedro le dio al otro sin querer con el canasto. Ahí fue cuando empezaron los puños.

En cambio, Pedro cuenta que cuando ya no quería jugar más y salió corriendo, Jorgito "le tiró la bola entre mis partes privadas, yo le dije dónde se lo pusiera y me metió con el canasto. Mi abuelo nos estaba separando".

Este incidente llevó tanto a las madres, padrastro y abuela a dejar de hablarse e incluso llegar hasta los tribunales para ver quién tenía la razón. De allí los refirieron a un programa de mediación de conflictos, lo que por una decisión del Tribunal Supremo ya no se hace si existe acusación criminal contra un menor.

"Lo más feo que se ve es la familia en contra, la familia es algo que se debe llevar siempre bien, eso de luchas y un tira y jala se ve bien mal", dijo el padrastro de uno de los menores.

Esta disputa ocurrió en mayo pasado y la transcripción del recuento sobre el incidente es parte de los archivos judiciales. Como resultado de la mediación, los menores acordaron que - de surgir otra discusión y ellos no poder manejarla y hablar "como amigos...

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