Fija la irregularidad de Mónica Puig

Después de su batacazo en la Olimpiada de Río, que le redituó la medalla de oro sin que siquiera lo hubiera soñado al pisar suelo brasileño, Mónica Puig ha estado en constante inestabilidad y con tendencia a perder con rivales que sobre el papel lucían inferiores.

En lo que va de 2018 lleva marca de 5-5, fracasando el sábado en la segunda ronda de Indian Wells, con la letona Anastasija Sevastova, en tres sets y ocupante de la posición 20 en el ranking de la WTA, mientras la boricua estaba 83 al empezar este prestigio certamen californiano, fundado y administrado por el puertorriqueño Charlie Pasarell, que dejó sus riendas en 2012.

Mónica comenzó el año con derrota en Auckland, Nueva Zelanda, frente a la alemana Julia Goerges, 14; prosiguiendo en Sydney con dos victorias y un revés con la estadounidense Kristie Ahn, 111; mientras en el Abierto de Australia superó a la local: Samantha Stosur, 41; y sucumbió con la estonia Kaia Kanepi, 79; optando entonces en marcharse a Boca Ratón en Florida para entrenar durante más de un mes, frenando sus participaciones en Qatar y Doha, perdiendo más de 200 puntos y sobre 30 puestos en el escalafón.

Sin embargo, en su vuelta al evento...

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