De filas y resistencias

La idea de reflexionar sobre las filas que todos hemos tenido que hacer era, en principio, buena. Las fotografías que acompañan el texto son interesantes (aunque tan pequeñas que no se aprecian los detalles). Pero los problemas de este libro empiezan desde el título mismo: no fue el gas el que hizo fila, sino nosotros. Vivimos, tras el huracán, una experiencia desusada que nos remitió a la cotidianeidad de países con los que pensábamos que no teníamos mucho en común. María dio al traste con esa y muchas otras ilusiones que nos habíamos forjado sobre Puerto Rico.

Daniel Nina examina esa experiencia y lee en ella unos significados que no resisten el análisis. Las filas, dice, fueron un “acto subversivo”, una señal de resistencia que no solo recuperó el encuentro masivo y solidario entre los puertorriqueños sino que reivindicó nuestro “derecho a consumir”.

Que la fila fuera lugar de encuentro más allá de clase social, sexo, edad u otras categorías potencialmente divisivas es innegable. Ricos y pobres; viejos, adultos y niños; hombres y mujeres: todos hicimos fila para comprar gasolina, medicinas, comestibles y un largo etcétera. En ellas coincidimos y nos reconocimos como iguales, estableciendo una breve complicidad basada en la carencia común. Más allá de ello, lo cierto es que el propósito primordial de las filas era adquirir algún artículo de primera necesidad u otro que se nos hubiera hecho imprescindible por vivir en una sociedad de consumo (desmedido y desproporcionado).

¿Cómo puede ser que una fila hecha con tal propósito sea un acto “subversivo”? ¿La expresión de una postura contra el capitalismo? Según Nina, “…la fila se convirtió en la expresión de la lucha social entre los que querían igualdad y los que nos impusieron la desigualdad. Entre el pueblo y el capital”. ¿No fueron más bien las filas una penitencia involuntariamente impuesta? ¿No indicaron una actitud dócil ante los parámetros que nos han impuesto, la confirmación del agarre que sobre nosotros tiene el capitalismo salvaje?

La premisa fundamental del libro se abre, pues, al debate. Es posible, como sugiere el autor, que a la vista de lo ocurrido con las operaciones de rescate, muchos llegaran a la conclusión -aplazada durante demasiado tiempo- de que “los americanos no son la solución”. ¿Pero qué hicimos al respecto? Si se protestó en las filas fue en voz baja, no a voz en...

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