FISCALIZANDO A LA AEE

SERGIO MARXUACH

DIRECTOR DE POLÍTICA PÚBLICA CENTRO PARA UNA NUEVA ECONOMÍA

Peor aún, en vez de entablarse un diálogo abierto y honesto, se ha comenzado a dividir la opinión pública en dos campos que empiezan a atrincherarse en sus respectivas posiciones, sin necesariamente haber examinado críticamente sus premisas, las que muchas veces son erróneas y permanecen inarticuladas.

De entrada, es necesario reconocer que la AEE no puede seguir operando como hasta ahora y que tampoco es factible, o deseable, privatizarla o "romperla en mil pedazos" como sugieren algunos.

De un lado, el modelo económico y operacional de la AEE ha llegado a su límite. La situación financiera de la AEE es sumamente frágil. Sus obligaciones actualmente exceden sus activos por $515 millones; ha reportado pérdidas de $346 millones, $272 millones, y $129.7 millones durante los años fiscales 2012, 2011, y 2010, respectivamente; y su liquidez se ha deteriorado significativamente durante los últimos tres años fiscales, al punto que ha tenido que tomar prestado para cumplir con todas sus obligaciones, incluyendo el servicio de su deuda de miles de millones.

Por otro lado, la AEE no se puede vender o privatizar en estos momentos, precisamente, porque está al borde de la insolvencia. El precio que estaría dispuesto a pagar un comprador estaría, probablemente, muy por debajo de la deuda acumulada de la AEE, que se aproxima a los $10,000 millones. Dicho de otra manera, el gobierno de Puerto Rico tendría que básicamente regalar la AEE. Tampoco es deseable "implosionar" la AEE, como sugieren algunas de las voces menos ilustradas del sector privado, ya que eso lo único que lograría sería crear un caos en la economía de la Isla.

Todo esto apunta a que la AEE va a tener que cambiar la manera en que opera si es que ésta va a sobrevivir.

Ahora bien, el cambio en la AEE tiene que ser bien pensado, estratégico, y seguir una secuencia lógica. El CNE lleva analizando este asunto, proponiendo soluciones, y abogando para que el gobierno tome acción desde el 2005. Uno de los problemas fundamentales de la AEE, y uno de los obstáculos principales al cambio, es que la Junta de Gobierno de la AEE, además de gobernar la corporación, también reglamenta el mercado de electricidad en Puerto Rico. Esto resulta en un claro conflicto de intereses.

En segundo lugar, nadie ejerce los poderes que en una compañía privada ejercerían los accionistas, que en este caso somos todos los residentes de Puerto Rico...

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