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Rosa Mercado

¿Qué edad podrá tener ese niño? ¿Qué otro destino habrá conocido que no sea el hambre? Sólo sabemos que es de Somalia y que su llanto, su mano extendida como si le suplicara al fotógrafo pan o sosiego, nos da una muestra de la magnitud de su sufrimiento.

La hambruna en África, con sus desgarradoras imágenes, ha sido sustituida en los medios informativos por noticias tan trascendentales como el costo del bizcocho de boda de Kim Kardashian.

El horror del hambre no es que exista. Es que de un modo extraño nos hayamos habituado a convivir con su presencia en el mundo. Lo terrible es que haya tanta gente que muera de hambre y que la noticia no logre llamar la atención. Con toda probabilidad se trata de algo más profundo que eso. Son los grandes conglomerados de información los que deciden, no sólo lo que es una noticia, sino el despliegue que se le dará.

Contrariamente a la hambruna de los años 80 que generó en Estados Unidos un gran despliegue mediático y un movimiento masivo de solidaridad, esta crisis se enfrenta a una invisibilidad mediática que es prima hermana de la indiferencia.

Si en aquella ocasión la solidaridad nació de la...

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