El fraude sacude al sector privado

Por Joanisabel González

joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com

Las pérdidas por fraude ocupacional en la Isla forman parte de los $ 2.9 billones (trillones) en pérdidas que experimentaron las empresas a nivel global el año pasado por esa práctica, según el Reporte de Fraude Ocupacional y Abuso de la Asociación de Examinadores Certificados en Fraude (ACFE, por sus siglas en inglés).

Para Puerto Rico, la cifra de $ 1,000 millones representa un aumento de 16.2% en relación con los $ 860 millones que se estimaron en un estudio similar realizado en el 2006.

Esos $ 1,000 millones, sin embargo, podrían más que duplicarse si en el análisis se incluyen actos de fraude gubernamental, como serían las reclamaciones falsas a programas como Medicare, agregó el contador público.

Más que el dato numérico, lo alarmante, según el contador, es que pueden pasar años sin que la empresa detecte el ardid y los perpetradores del crimen nunca son detenidos.

Según la organización, dedicada a la prevención del fraude ocupacional mediante la capacitación de profesionales, robar dinero de la caja registradora, manipular estados financieros o cometer actos de corrupción en o contra las empresas se ha vuelto tan frecuente que la práctica es una "plaga" que ataca a todo el planeta y es perpetrada por hombres, mujeres, empleados, gerentes, ejecutivos y tanto por personas jóvenes, de mediana edad como de edad avanzada.

Empero, las empresas resienten invertir en fortalecer sus controles internos, dijo González Green, quien participó como orador en un foro reciente sobre fraude ocupacional, celebrado por el Colegio de Contadores Públicos Autorizados.

"(La situación económica) debe representar una presión mayor. Conozco de empresas donde no ha habido aumentos de salario o donde los empleados experimentaron mermas en salario. Hay familias donde uno trabaja y la otra persona está desempleada", explicó.

Relató que recientemente atendió un caso de fraude en una empresa de distribución de piezas en Puerto Rico, donde la contralora sustraía dinero en efectivo, producto de las ventas del negocio. La mujer cometió la fechoría por años sin ser detectada.

Según el contador, la contralora tenía control del sistema de información de la empresa y realizaba diversas funciones relacionadas con finanzas. Esa amplitud de responsabilidad o control permitió a la contralora registrar los pagos en las cuentas de clientes, pero el efectivo de esas transacciones nunca se registraba en los depósitos que...

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