Fraude: uso y costumbre

WILDA RODRÍGUEZ

PERIODISTA

En las elecciones de 1980 nos acostamos con un gobernador electo y amanecimos con otro. El país recuerda el fraude de Valencia como lo que fue. La cólera del perdedor duró poco. Escuché por primera vez la frase "a veces ellos saben más que uno". Los dos partidos de mayoría, acostumbrados a manipular las elecciones, se aceptan victorias y derrotas como un premio a sus destrezas para timar al otro, no como resultado del voto del pueblo.

"Perder una elección no es el fin del mundo", dicen filosóficamente. No si te quedas en el poder de alguna manera. No si avalas lo que estás dispuesto a hacer y esperas un nuevo turno. No si estás cómodo en un sistema bipartito permanente del que eres uno de los "bi". "Fulano o esperencejo saben afinar el lápiz" es una frase que se refiere a los tahúres electorales de cada partido que se sacan votos de la manga para ganar en las mesas de conteo. Grito de guerra de los candidatos la noche de las elecciones: "¡No abandonen las mesas! Las elecciones se ganan en las mesas". ¿En serio?

La noche de las elecciones del 2004 la gente de Eduardo Bhatia había comenzado a celebrar el triunfo en San Juan cuando llegó la noticia de que el Precinto 1 había borrado toda la ventaja y Jorge Santini ganaba. Creí que habría denuncia de fraude, pero me echaron el brazo: "Déjalo ahí, estas cosas pasan. Perdemos esta pero ganamos la que vale.". El mes pasado, cuando se supo que el PNP en sus propias primarias había vaciado listas en el Precinto 1 para aparentar que salió mucha gente a votar -salieron 106 y aparecían votando casi 500- me acordé de aquella otra noche en el 2004 y la avalancha de...

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