Fresas

Manolo Núñez Negrón

El sainete, aunque pueril, ha servido para cobrar conciencia del machismo cicatero, bronquítico, de la clase política que se llena el buche defendiendo la igualdad entre los géneros. Queda de la sociedad patriarcal, por desgracia, una propensión a la infantilización de la mujer.

Lucé Vela no necesita que nadie salga a socorrerla. Es una persona inteligente, articulada y, hasta donde se sabe, tiene mucho más carisma que su esposo. Así que toda esta cruzada pública ensalzando su gestión social, en la que sólo ha faltado decir que será ascendida al cielo escoltada por un coro de serafines, resulta más bien trágica porque, a la postre, termina por negarle una de las conquistas feministas más importantes del último siglo: el derecho a la palabra.

En medio de este revuelo histérico, oportunista, se han escuchado alaridos y voces de toda índole, pero no se le ha oído a ella. Fue reducida, quizás como estrategia, a la serenidad...

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