El frío de la indiferencia

ÁNGEL CINTRÓN OPIO

PEDAGOGO

Quisiera pensar que se trata de miedo a exponerse a peligros "innecesarios", pero estoy notando una indiferencia que asusta. Los múltiples "distractores" que nos acosan, así como los problemas reales que no nos sacan el guante de la cara, nos están deshumanizando de una manera elegante. Hablo de una indiferencia vestida de prisa y agendas atiborradas de responsabilidades y encargos.

He visto personas que lo quieren calendarizar todo, hasta las enfermedades de sus seres queridos y la muerte de sus viejos. Así mismo: eso de morirse en el momento menos indicado trastoca demasiado la ristra de compromisos ineludibles que nos administra la mente y el tiempo.

Nadie se ofenda si sueno caricaturesco, porque ése es otro problema que tenemos: la hipersensibilidad nos sirve como excusa para indignarnos y zafarnos de esos problemas tan fastidiosos que nos traen familiares y allegados, cuando tenemos un coctel al atardecer de un día de semana.

Todos de algún modo tenemos que invertir esfuerzos y tiempo para lidiar con la descomposición social que estremece Puerto Rico. Hay que ponerle rostro a los conceptos y añadirle huesos, carne y sentimientos a las estadísticas, porque el frío de la indiferencia nos está convirtiendo en espectadores de nuestra arena romana boricua. Tenemos que personalizar las noticias de los periódicos y la...

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