La frontera

Sergio C. Gutiérrez Negrón

Previsiblemente, cuando Ana, una mexicana a quien conocí allá, anunció que desde algún punto del recinto de la Universidad de El Paso se podía ver la frontera, le dije que necesitaba ir. Ver la frontera y quizás concretizar la sensación que Camila predijo. Un rato después: Ana y yo parados en una montaña árida desde donde se veía todo. Frente a nosotros, desparramándose, las calles y estacionamientos y automóviles, la tierra y montañas y personas. Con su dedo índice, me dijo "detrás de ese autopista, comienza México". Y Juárez era todo lo que veíamos cubierto de casas apiñadas. "Desde aquí no podremos ver el río", advirtió. De hecho, desde allí no podíamos ver la frontera per se. Estaba escondida, desaparecida detrás de la autopista. Lo que veíamos era una superficie continua, un mismo espacio.

Tomé una foto con mi teléfono y decidimos regresarnos. Por eso de flanquear el incómodo silencio de "recién conocidos", le dije que yo no concebía la idea de fronteras, o algo así medio cursi. Para nosotros...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR