Frutas para endulzar a una comunidad

Por Edwin Serrano Librán

Alianza de Líderes Comunitarios de Puerto Rico

Ella se presenta de inmediato: "Soy ama de casa. Aparte de eso, me dedico a la confección de dulces artesanales en mi proyecto llamado Mangó bajito y más".

A los 63 años, cuando la mayoría piensa o ha decidido descansar del trabajo, María, como cariñosamente la conocen sus vecinos, puso manos a la obra en un proyecto que le inquietaba hace tiempo.

Durante décadas, observó cómo se perdía la fruta en el barrio Santana de su pueblo Sabana Grande. "Desde el momento en que mis ojos vieron cómo se perdía la materia prima, una fruta tan rica como el mangó, allí fue que yo soñé que no se perdiera, que se le sacara provecho".

Hace cuatro años, decidió que la fruta no se perdería más sin ella hacer algo. Así que emprendió el proyecto de confección artesanal de dulces y pastas.

Le tomó tres años conseguir los permisos gubernamentales hasta que en julio del año pasado montó el negocio que elabora dulces artesanales de papaya, mermelada y pasta de mangó, pasta de naranja, coco y batata.

René Lugo, su esposo, relató que antes tuvieron un colmado y una cafetería en los cuales María preparaba empanadillas y otros alimentos. Pero ambos aseguran que este nuevo proyecto empresarial les da la oportunidad de ayudar a otros y eso les llena de fortaleza para hacer crecer su empresa.

María obtiene la materia prima de sus vecinos del barrio y de comunidades adyacentes donde ahora, el mangó, la papaya, la batata y el coco...

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