Fuego

Rafael Acevedo

A no ser que nombre este ruido dulce y celeste que me hace sentir en casa y lejano al mismo tiempo. No digo: "donde hubo fuego cenizas quedan". Hablo de que a mí me dura el fuego. Es desconcertante.

Sabes que lo desconcertante es parte de mi vida. Por ejemplo, nací un día cualquiera. Sin embargo, otro día apareciste y unos meses después ya no estás.

El olor a madera quemada persiste.

Lo que quisiera decir es que el día que pierda la memoria la hallaré en el fuego.

Retocada y vulnerable en un viento largo de los que anuncia aguacero en esta parte del humo. Perdón, quise decir esta parte del mundo, donde el mar pronuncia cosas como cuando se habla desde la pasión, ahogándolo todo o callándose todo hecho un desierto de agua y sal.

Y sí, hay mil asesinatos. Más por cada cien mil habitantes que en México. Así que las cosas no se van a poner como en México. No. Están peor. Sí, la economía es un juego mortal, un casino en el que todos...

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